martes, 3 de noviembre de 2009

A mi madre

2 de noviembre, día de los Difuntos. Es un día muy señalado para morir, pero si, hoy hace años que murió mi madre, los mismos que cumplirá mi hijo en pocos días. Para ella el mejor de los homenajes: un recuerdo.

Un recuerdo que encontré en un día triste de llanto por su pérdida, y que, desde entonces, quedó guardado en la gran caja donde guardo mis mejores tesoros.

Era una tarde de verano, oscurecía ya, allí en el pueblo. Las madres habían regado las puertas y estaban sentadas al fresco en las butacas, hablando de sus cosas. Los niños (éramos muchos) corríamos calle arriba y calle abajo jugando al coger y formando mucho jaleo. Derepente me vi corriendo hacia mi madre como si me persiguiera el diablo, corría y reía “mamá, que me coge la Nati”. Ella me cogió en sus brazos (no recuerdo la edad que tenía, pero no debían ser muchos años pues todavía cabía en ellos) y empezó a reír. Mi oreja quedó apoyada sobre su pecho y la oí por dentro. Era algo mágico escuchar su respiración, su risa, el eco maravilloso de su voz (me decía algo de que no corriera así que me iba a caer) y sentir su olor a colonia fresca de baño…

Gracias mamá por tan bello recuerdo que me dio consuelo en un momento de tanta desesperación. Donde quiera que estés recibe el más dulce de los besos.

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