jueves, 29 de octubre de 2009

HOLA

Miras el reloj con impaciencia. “Dios, que tarde voy a llegar, tenía que aparecer el autobús aunque cayera del cielo”.

Pasan diez minutos y por fin aparece, además que dan asientos libres. “Vaya por Dios el conductor no tiene la prisa que yo, los veinte minutos de trayecto no me los quita nadie”.

En la siguiente parada ha subido una señora y se sienta junto a ti.

-Hola.
-Que hay, buenos días.
-Parece que va a cambiar el tiempo.
-Si, ya era hora.
-¿Qué te ha pasado, te caíste?
-Si, una caída tonta, allí voy a ver que me dicen.
-Yo también me bajo en el hospital, voy a conocer a mi nieta.
-Que bien que tenga usted nietos aunque la veo yo joven para eso.
-Ay, si. Es la primera, es de mi niña (la mayor) sabe. Ella también es muy joven para tener niños pero, tu sabes por más que una le dice… Ella ya empezó a tontear con el noviete muy pronto y se casó con veinte años, hace dos. El “marío” es un poco mayor, pero eso si muy buen muchacho, menos mal. También tengo a mi chico, ese me ha “salío” más listo, está estudiando una carrera y se está sacando el carné de conducir. Yo se que con la edad que tiene anda “poyeando” pero no tiene nada serio, a ver si espera a terminar con lo suyo. Aunque yo digo que la que lo quiera y lo haga feliz bienvenida sea, sólo le pido a Dios que no sea una lagarta…

Después de muchas paradas…

-¡Oy nena, que ya hemos llegado, hay que bajar!. Anda que te ayude con las radiografías; hija, que grandes las hacen algunas veces.
-Muchas gracias señora.
-Ea, vamos despacio. Anda mira pero si está allí mi yerno. Bueno te dejo aquí, que yo voy “pa otro lao”. Que gusto me ha dado conocerte. Un besito y que haya mejoría.
-Gracias señora y encantada.

Ya ves, los veinte minutos han pasado y, bueno, tampoco era tan tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario